Hay algunos aspectos negativos que me gustaría sacar de este primer fin de semana de fiestas.
Aparte del pregón, del que hablo en un post anterior, hay otras cosas.
Como siempre hay quien intenta llegar a la plaza de los sitios en coche, sabiendo lo que hay y encima pitan porque no se pueden mover.
La noche en la ciudad es más tranquila, menos bullicio, porque la gente se encuentra desperdigada entre Interpeñas, Valdespartera y la fiesta cervecera del Parque de Atracciones.
De hecho se puede ir por el casco mejor que muchos fines de semana, y del rollo ya, ni hablamos.
Después de lustros sin salir por ahí comprobé con asombro cómo la mitad de los bares están cerrados, otros han cambiado de tendencia y sólo unos pocos resisten, Atrio, Posturas, Devizio.
Muy bien el concierto del Devizio, de los duros pero perfectamente organizado, con la música audible y no a reventar y eso que la entrada era gratis pero se controlaba el acceso perfectamente.
Que diferencia de Valdespartera, donde hubo muchas quejas a la hora de entrar o de Interpeñas.
Del recinto de los peñistas hay que decir que el acceso está bien, y es grande, pero la multitud que se concentra bajo la carpa del concierto lo hace insufrible. Se debía controlar los accesos a la propia carpa y no al recinto porque dudo mucho de que se respeten los mínimos márgenes de seguridad, claro, ante una avalancha de gente no hay problema porque la carpa es abierta pero, mientras no sucede, ahí todos apretadicos como el ganado.
Para eso que den los conciertos al aire libre en cualquier explanada que se estará mucho mejor.
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